En el año 2009, la revista Wired -edición italiana- encargó a una renombrada investigadora de antropometría forense, la doctora Gabriella Carlesi y a su colaborador, un experto en análisis forense de imágenes y fotografías, Fracesco Gavazzeni que se encargaran de demostrar que el músico Paul McCartney no había muerto en un accidente automovilístico en 1966, como tantos afirmaban y como se creía ver en los indicios dejados por el resto del famoso cuarteto en las portadas de sus discos Abbey Road y Sgt. Pepper Lonely Hearts Club, y también en numersas canciones de los Beatles en otros albums como el White Album o Let it Be.
Los investigadores italianos, creyendo que tenían una tarea fácil ante ellos, aceptaron de buen grado el encargo de la revista. Cual no sería su sorpresa al encontrar evidencias para ellos irrefutables que apuntan a la sustitución del Beatle original por otra persona.
Ni si quiera se sabe a ciencia cierta si el accidente de automóvil que cobró una fatalidad fue un accidente real o simulado, o quien pudiera estar detrás de esto.
Una sencilla prueba de ADN pudiera despejar todas esas dudas, pero la investigadora no la consiguió
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