Pero admiraba en él cómo captaba las posibilidades del mundo: las posibilidades reales, más allá de las coacciones de la mentalidad común.
La gran lección es que el mundo da más de sí de lo que parece, incluso dentro de la ley. Nos cercenamos la acción por culpa de una limitación previa: la de la percepción.
Y Julio Romero, que tenía algo de alucinado, poseía una percepción amplia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario