domingo, 8 de febrero de 2015

Y es que una cosa es la libertad positiva, o lo que Bauman llamaría libertad de elección y de acción, y otra muy distinta es la supuesta falta de restricciones o libertad negativa de la que se suele hablar en economía. 

Tal y como muestra Amartya Sen en la hambruna de Bengala, la libertad negativa de los trabajadores rurales para comprar alimento no se vio afectada. 

Sin embargo, murieron de hambre porque no estaban positivamente libres para hacer cualquier cosa: ellos no tenían la libertad de alimentarse ni la capacidad de escapar de la muerte. 

En el fondo hay muchas razones para pensar que la libertad de elección de unos está relacionada con el destino cruel de otros.

Muy al contrario, el proceso de integración del mercado capitalista mundial ha ido parejo a la reivindicación de nuevas naciones o etnias, deseosas de nacer para ceder inmediatamente su recién adquirida “soberanía” a las organizaciones multilaterales internacionalesSi el encuentro llegará a producirse por imposición del otro (encuentro entre el capital flotante y la autoridad local), apenas este (el poder local) intentara flexionar sus músculos y hacer sentir su fuerza, el capital tendría pocos problemas para liar sus maletas y partir en busca de un ambiente más acogedor, es decir, maleable, blando, que no ofrezca resistencia.

En términos generales esto es cierto. Incluso aunque se generase dentro del territorio un excedente para invertir, si las condiciones que se imponen son restrictivas, este huiría al resto del mundo donde estas son, como dice Bauman, más blandas y maleables. Las reglas del juego hacen improbable la aparición de free-riders, llaneros solitarios.

Además la batalla ideológica está perdida. Cada vez que se deslocaliza una industria, o un país sufre una crisis de liquidez, siempre hay un burócrata al que echarle la culpa ¿Os habéis percatado como de un tiempo a esta parte los políticos parecen más incompetentes? Por el contrario se multiplican las voces que desde distintos medios claman que ellos si tienen claro lo que hay que hacer, saben como comprar el “afecto” de los capitales flotantes. Nadie quiere o se atreve a hablar de que en realidad hay una componente que es intrínseca al sistema, es decir, sistémica.

“cisne negro”, un suceso altamente improbable y por supuesto imprevisto.





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