Jonny Benjamin pasó 10 años de su vida, toda su adolescencia, pensando que era seguido por cámaras, que todo a su alrededor era de utilería y que sus amigos y conocidos era actores. Ahora habla abiertamente de su enfermedad.
La película captó la imaginación de los aficionados al cine en 1998 y fue nominada a tres Oscar.
Benjamin recuerda que vio el filme con un amigo que le comentó “ese puedes ser tú, y no lo sabrías”.
Desde ese momento la idea empezó a darle vueltas en su cabeza y durante los siguientes diez años creyó que estaba siendo observado por cámaras -tal y como le pasó a Truman- y que nada era real.
ADOLESCENCIA DE DELIRIOS
No fue hasta que, a sus 20 años, lo hospitalizaron y un psiquiatra le explicó que todo estaba en su cabeza.
“Para mí ese fue un gran despertar. Me di cuenta que todo había sido un delirio”.
Jonny Benjamin tiene ahora un videoblog y ha subido unos 40 videos en su sitio, que es seguido por miles de personas. En ellos habla abiertamente sobre las voces que escucha, las dificultades que tiene para conseguir trabajo, además de muchas otras impresiones personales.
El mes pasado recibió el premio Janey Antoniou, que otorga la fundación para enfermedades mentales Rethink, por su lucha contra el estigma y la concientización sobre esquizofrenia y otras enfermedades mentales.
Los videos de Benjamin son muy honestos.
Algunos pueden pensar que divulgar en internet los detalles de su enfermedad mental puede afectar su futuro, de la misma forma que fotos indiscretas subidas a Facebook han afectado las oportunidades de trabajo de algunas personas.
“No me preocupa mucho”, comenta Benjamin. “Prefiero ser abierto sobre mi salud mental que esconderla. Cuando estaba creciendo sufrí mucho porque lo mantuve todo en silencio. No podría volver a pasar por eso. Siento que debo ser abierto y honesto al respecto, por mi propia salud”.
TELEVISIÓN, LA JUSTA
Ahora que sus delirios del Show de Truman han pasado, Benjamin dice que es increíble pensar que allá afuera hay gente que podría creer que es parte de un reality show, aunque admite que “increíble” no es la palabra apropiada.
Afirma que los programas de entretenimiento de la pantalla chica tienen el potencial de actuar como detonantes negativos.
“Necesito limitar lo que veo de programas como Factor X. Puede que me den delirios y crea que puedo cantar o que puedo obtener un contrato de grabación”.
“Necesito ser cauteloso. Todo el que tiene esquizofrenia necesita tener cuidado de no ver mucho de estas cosas”.
Benjamin asegura que conoce a mucha gente con esquizofrenia que piensa que reciben mensajes de su televisor, en particular de los reality shows, que prometen tanto.
“Veo a mucho jóvenes, especialmente en redes sociales como Twitter, que están comprando la idea de la fama instantánea. Veo que muchos de ellos están engañados y eso es muy preocupante”.
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